Estaba echado en la cama, como lo hago justo antes de irme a dormir. Alargué la mano y apagué la luz. Inmediatamente sentí un agudo dolor en el pecho, y después una manta de oscuridad cayó sobre mí. Súbitamente, hubo una sensación de explosión en mi cuerpo y lo siguiente que supe fue que estaba flotando por encima de mi cuerpo. Podía verme a mí mismo como lo haría otra persona. No era como en un espejo, sino como si mirara a través de los ojos de alguien más. Descubrí que podía moverme, y además a una velocidad impresionante. Examiné mi cuerpo, de arriba abajo, por delante y por detrás. Tenía una sensación de ingravidez, y ausencia de sensaciones. Mi cuerpo estaba allí tendido simplemente, con los ojos cerrados, la mano sujetando el pecho donde se había producido el incidente.
De repente, me percaté de dos figuras, figuras como yo. Sentí que las conocía, pero no en esta vida. De hecho en ninguna vida. Me acogieron, y me preguntaron que cómo me había tomado todo esto. Me sentí sosegado, sin sensación de angustia ni ninguna otra clase de dolor. No hablamos, no había necesidad. Era como telepatía, pero más evolucionada aún que eso. En ese momento recordé que eran ángeles. Mis guardianes. También eran mis mejores amigos antes de la vida, cuando no era un ser físico, sino cuando era como ellos. Antes de todo esto. Uno de ellos se fue rápidamente, y el otro me dijo que siguiera el camino que había escogido para mí mismo. Me dijo que podía quedarme, y que a menudo muchos lo hacían, para consolar a sus seres queridos, o me podía ir, y Dios podría consolarles en mi lugar. Entonces se fue rápidamente.
Al instante siguiente, fui aspirado dentro de una especie de estela. Un túnel de negrura u oscuridad. Pero no daba miedo. Era tranquilo y muy cálido. En él solo podía sentir el bien. No sé cuánto duró eso, ni siquiera sé si en ese momento existía un concepto tal como el tiempo. Después pasé del túnel a una pura luz. Vi una figura aproximarse. En realidad no una figura pues solo era un ser hecho de luz, sin forma. Es difícil de explicar. En cuanto lo vi supe que era Jesús, el Cristo. Me tomó en sus brazos, y me dijo que se suponía que no debía haber entrado a esta existencia todavía. Me preguntó si tenía cualquier pregunta sobre el mundo, y se las formulé. Miles de preguntas. Y yo preguntaba, y él las respondía tan rápidamente como yo se las planteaba. Estaba adquiriendo un enorme conocimiento. Sobre el mundo, y todo lo que contenía. Sobre la existencia del hombre, y su finalidad. Entonces me dijo que me iba a llevar al Padre. Y lo hizo.
Al salir de la habitación de luz, entré a un mundo, un nuevo universo, lleno de un incontable número de colores. Me di cuenta ahora de que yo era pura luz. También vi a otros. Personas difuntas. Todos estaban hechos de luz. Fui llevado a otro lugar. Era como si estuviese billones de kilómetros lejos, pero llegamos allí instantáneamente. Entramos a una enorme habitación, otra habitación de luz. Allí había una especie de trono. Dios estaba sentado sobre él, y Jesús a su mano derecha. La madre virgen también estaba presente, al igual que Juan el Bautista. Dios se levantó de su trono, y después me dio la bienvenida. Al mismo tiempo y desde que había visto a Jesús, existía un irreprimible sentimiento de amor. Amor del uno por el otro, y amor por el mundo y toda su gente. Una sensación de paz abrumadora. No hubo malos sentimientos en toda esta experiencia.
Dios me preguntó: “¿Cómo has servido a tu prójimo?”. Le dije que no lo sabía. Justo entonces mi alma se llenó de todo mi pasado, y casi instantáneamente aquello terminó. Toda mi vida fue visionada, analizada y juzgada en un instante. Dios me dijo entonces que había sido encontrado justo y que era bienvenido a su reino celestial, pero que no era mi momento de dejar la existencia humana. También indicó que dado que ya que estaba allí, no iba a obligarme a volver. Me dijo que si regresaba tras haber experimentado tales cosas, forzosamente volvería a un mundo donde el dolor estaría entonces acrecentado. Al principio yo estaba enojado por tener que tomar esta decisión, pero Dios me dijo exactamente cuál debería ser mi propósito. Me dijo mi propósito, pero después me dijo que la mayoría del conocimiento, incluido el conocimiento de mi propósito me sería retirado si elegía regresar. No recuerdo el conocimiento que se me dio, ni el propósito que Dios tenía en mente, nunca más. Pero sigo confiando en Él.
Al parecer, tomé la decisión de volver. Ahora el mundo es más doloroso de lo que lo recordaba. Pero ahora tengo completo conocimiento de adónde voy, y no tengo miedo. Ahora ya no necesito tener fe en el Señor, pues tengo en mi mente información concreta. Fui a la sala de espera donde estaban mis padres. Mi madre estaba llorando y mi padre parecía aturdido. Dije algo y ellos giraron bruscamente la cabeza. Un médico y una enfermera llegaron corriendo por el pasillo, y después más desde otro pasillo. Mi mamá gritó y luego se desmayó, y mi padre se quedó petrificado, como si estuviese aterrorizado. El médico simplemente empezó a hacer preguntas, y yo las respondí lo más rápidamente que pude. Estuve muerto cerca de 4 horas. Tenía la sensación de haber estado en el cielo durante días y días. Me hicieron volver a mi habitación, y mi padre me siguió. Mi madre fue puesta en su propia cama. Despertó poco después, y llegó corriendo, abrazándome y besándome. Mis padres también me hicieron preguntas. Me dijeron que me vieron muerto. Mi padre vino por la noche, poco después de que yo expirara. Escuchó un grito mío que yo no recuerdo. Me examinó el pulso y los otros signos vitales sin encontrar nada. Los médicos estaban seguros al 100% de que estaba muerto. No tenía actividad en ninguna parte de mi cuerpo. Por qué me morí de la forma en que lo hice y luego resucité, ambas cosas son un misterio. Ahora estoy viviendo mi vida como lo hacía antes, pero con un nuevo conocimiento. Un conocimiento que me fortalece no solo a mí, sino a todos con los que hablo
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