EN EN LÍMITE DE LA CASA DEL PADRE

LOS CRISTIANOS NOS HEMOS OLVIDADO DE ALGO PRIMORDIAL EN NUESTRA FE: ESTE MUNDO ES UN PUENTE HASTA LA CASA DEL PADRE. HAY UN MÁS ALLÁ DE LA MUERTE Y HAY UN ALMA INMORTAL. Y LA CIENCIA,LA MEDICINA,LA NEUROCIENCIA Y LA MECANÍCA CUÁNTICA NOS DICEN QUE ES CIERTO.
EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE CONTADAS POR SUS TESTIGOS Y ANÁLISIS DE DICHAS EXPERIENCIAS DESDE UN PUNTO CIENTÍFICO Y ESPIRITUAL.

LA DIVINA COMEDIA DE DANTE

 Este es el último capítulo de la Divina Comedia de Dante,donde se describe con total exactitud una ECM. Que cada cual juzgue....


CANTO XXXIII «¡Oh Virgen Madre, oh Hija de tu hijo, alta y humilde más que otra criatura, término fijo de eterno decreto, 3 Tú eres quien hizo a la humana natura tan noble, que su autor no desdeñara convertirse a sí mismo en su creación. 6 Dentro del viento tuyo ardió el amor, cuyo calor en esta paz eterna hizo que germinaran estas flores. 9 Aquí nos eres rostro meridiano de caridad, y abajo, a los mortales, de la esperanza eres fuente vivaz. 12 Mujer, eres tan grande y vales tanto, que quien desea gracia y no te ruega quiere su desear volar sin alas. 15 Mas tu benignidad no sólo ayuda a quien lo pide, y muchas ocasiones se adelanta al pedirlo generosa. 18 En ti misericordia, en ti bondad, en ti magnificencia, en ti se encuentra todo cuanto hay de bueno en las criaturas. 21 Ahora éste, que de la ínfima laguna el universo, ha visto paso a paso las formas de vivir espirituales, 24 solicita, por gracia, tal virtud, que pueda con los ojos elevarse, más alto a la divina salvación. 27 Y yo que nunca ver he deseado más de lo que a él deseo, mis plegarias te dirijo, y te pido que te basten, 30 para que tú le quites cualquier nube de su mortalidad con tus plegarias, tal que el sumo placer se le descubra. 33 También reina, te pido, tú que puedes lo que deseas, que conserves sanos, sus impulsos, después de lo que ha visto. 36 Venza al impulso humano tu custodia: ve que Beatriz con tantos elegidos por mi plegaria te junta las manos!» 39 Los ojos que venera y ama Dios, fijos en el que hablaba, demostraron cuánto el devoto ruego le placía; 42 luego a la eterna luz se dirigieron, en la que es impensable que penetre tan claramente el ojo de ninguno. 45 Y yo que al final de todas mis ansias me aproximaba, tal como debía, puse fin al ardor de mi deseo. 48 Bernardo me animaba, sonriendo a que mirara abajo, mas yo estaba ya por mí mismo como aquél quería: 51 pues mi mirada, volviéndose pura, más y más penetraba por el rayo de la alta luz que es cierta por sí misma. 54 Fue mi visión mayor en adelante de lo que puede el habla, que a tal vista, cede y a tanto exceso la memoria. 57 Como aquel que en el sueño ha visto algo, que tras el sueño la pasión impresa ermanece, y el resto no recuerda, 60 así estoy yo, que casi se ha extinguido mi visión, mas destila todavía en mi pecho el dulzor que nace de ella. 63 Así la nieve con el sol se funde; así al viento en las hojas tan livianas se perdía el saber de la Sibila. 66 ¡Oh suma luz que tanto sobrepasas los conceptos mortales, a mi mente di otro poco, de cómo apareciste, 69 y haz que mi lengua sea tan potente, que una chispa tan sólo de tu gloria legar pueda a los hombres del futuro; 72 pues, si devuelves algo a mi memoria y resuenas un poco en estos versos, tu victoria mejor será entendida. 75 Creo, por la agudeza que sufrí del rayo, que si hubiera retirado la vista de él, hubiéseme perdido. 78 Y esto, recuerdo, me hizo más osado sosteniéndola, tanto que junté con el valor infinito mi vista. 81 ¡Oh gracia tan copiosa, que me dio valor para mirar la luz eterna, tanto como la vista consentía! 84 En su profundidad vi que se ahonda, atado con amor en un volumen, lo que en el mundo se desencuaderna: 87 sustancias y accidentes casi atados junto a sus cualidades, de tal modo que es sólo débil luz esto que digo. 90 Creo que vi la forma universal de este nudo, pues siento, mientras hablo, que más largo se me hace mi deleite. 93 Me causa un solo instante más olvido 94 que veinticinco siglos a la hazaña que hizo a Neptuno de Argos asombrarse. 96 sí mi mente, toda suspendida, miraba fijamente, atenta, inmóvil, y siempre de mirar sentía anhelo. 99 Quien ve esa luz de tal modo se vuelve, que por ver otra cosa es imposible que de ella le dejara separarse; 102 Pues el bien, al que va la voluntad, en ella todo está, y fuera de ella lo que es perfecto allí, es defectuoso. 105 Han de ser mis palabras desde ahora, más cortas, y esto sólo a mi recuerdo, 107 que las de un niño que aún la leche mama. 108 No porque más que un solo aspecto hubiera en la radiante luz que yo veía, que es siempre igual que como era primero; 111 mas por mi vista que se enriquecía cuando miraba su sola apariencia, cambiando yo, ante mí se transformaba. 114 En la profunda y clara subsistencia de la alta luz tres círculos veía de una misma medida y tres colores; 117 Y reflejo del uno el otro era, como el iris del iris, y otro un fuego que de éste y de ése igualmente viniera. 120 ¡Cuán corto es el hablar, y cuán mezquino a mi concepto! y éste a lo que vi, lo es tanto que no basta el decir «poco». 123 ¡Oh luz eterna que sola en ti existes, sola te entiendes, y por ti entendida y entendiente, te amas y recreas! 126 El círculo que había aparecido 127 en ti como una luz que se refleja, examinado un poco por mis ojos, 129 en su interior, de igual color pintada, me pareció que estaba nuestra efigie: y por ello mi vista en él ponía. 132 ual el geómetra todo entregado al cuadrado del círculo, y no encuentra, pensando, ese principio que precisa, 135 estaba yo con esta visión nueva: quería ver el modo en que se unía al círculo la imagen y en qué sitio; 138 pero mis alas no eran para ello: si en mi mente no hubiera golpeado un fulgor que sus ansias satisfizo. 141 Faltan fuerzas a la alta fantasía; mas ya mi voluntad y mi deseo giraban como ruedas que impulsaba 144 Aquel que mueve el sol y las estrellas.

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