Era el 23 de Diciembre de 1969. Yo tendría unos 12 años. Recuerdo oír a mi madre decirle a mi padre que tenía que llevarme a cortarme el pelo, a pesar de que en esa época estaba de moda dejárselo largo. Mi madre era muy susceptible en lo relativo a esta nueva moda pues no le gustaba el pelo largo en los chicos. Mi padre le dijo que vale, que me llevaría a cortarme el pelo, para que dejara de quejarse de ello. Ella sabía que yo no quería cortarme el pelo, por lo que utilizó a mi padre para forzarme a cortármelo pues él era un padre muy estricto. Al día siguiente del 23 de Diciembre, mi padre me llevó a hacerme un corte de pelo.
Fuimos a la ciudad a un peluquero. Mi papá estaba ocupado hablando con unos amigos suyos. Yo era el primero que estaba sentado en la silla para ser pelado. Cuando vi a mi padre ocupado hablando con sus amigos, le dije al peluquero que no me cortara el pelo demasiado corto, que solo le hiciera algo para que pareciera diferente. Pocos minutos más tarde estuve listo y regresamos a casa.
Cuando llegamos a casa mi hermana empezó a burlarse de mí porque me tuve que cortar el pelo, pero le repuse que no me lo había cortado, sino que tan solo le puse algo de gel. Ella corrió a decirle a mi madre que yo seguía teniendo mi cabello largo. Cuando vino y me miró el pelo más de cerca, empezó otra vez con mi papá. Papá tenía que hacer algo para salvar su pellejo de mamá, por lo que me dijo que me fuera a mi habitación como castigo y que tenía que quedarme allí hasta el día siguiente, hasta que me llevara de nuevo al peluquero. Recuerdo que quería coger a mi hermana con mis manos. Vino a mi habitación a burlarse de mí de nuevo. En mi habitación había un árbol de Navidad y yo estaba de pie ante él mirando las luces encenderse y apagarse. En cuanto vi a mi hermana en mi habitación desatornillé una de las luces y la lancé en su dirección.
Estaba tan deprimido esa noche que sentía que quería llorar. Recuerdo que lo siguiente que hice fue poner mi dedo en el hueco de donde había desatornillado la lámpara. Recuerdo la sensación de un choque eléctrico y haber sido proyectado con igual potencia. Oí a mi hermana gritar. Yo estaba cerca de ella tratando de hablarle y decirle que todo estaba bien. Ella no me oía, así que traté de poner mi mano en su hombro, pero ella no podía sentir mi mano sobre ella. Entonces miré abajo y vi mi cuerpo en el suelo. No podía entender lo que estaba pasando. Entonces fui absorbido por un vacío al interior de un túnel oscuro y estaba viajando más rápido que todo lo que conocía.
Había como imágenes de mi vida llegando una tras otra. Entonces vi una brillante luz, más brillante que el sol pero no me dañaba los ojos. Pasé a través de esta luz y me encontré a mí mismo en un lugar que era como una habitación sin paredes. Las paredes estaban hechas de atmósfera. Había allí un estante con un grueso libro en él y un hombre muy anciano leyendo este libro. Me miró y no dijo nada. Pero no me importaba quién era. Estaba mirando una escena detrás de él. Había allí un pequeño puente y mucha gente pasando a través de él. Tan pronto como lo atravesaban ya no andaban sino que se deslizaban. Había un agua cristalina fluyendo más allá de este puente y todas las personas vestían de blanco.Entonces miré de nuevo a la anciana persona que vi la primera vez, pero no estaba allí. En vez de ello había allí un hombre que era brillante y resplandeciente. Alargó su mano y me dijo que viniera a ver lo que había aquí. Al principio estuve tratando de ver en qué idioma me estaba hablando pero a pesar de ser nuevo para mí, podía entender todo lo que decía.
Recuerdo que pasamos en medio de muchas personas que cantaban de diferentes maneras. No puedo describir lo felices que estaban todos y nadie pensaba en los demás. Todos estaban mirando hacia una gran luz en una dirección. Tan pronto como alcanzamos la brillante luz, este hombre me dijo que no iba a recordar lo que estaba a punto de ver. Pasamos a través de esta luz. Sigo sin poder recordar qué había detrás de esa luz. Lo que recuerdo seguro es que tras salir de esa luz a la que el hombre me llevó al principio, me dijo que tenía que regresar porque aún no había llegado mi tiempo de quedarme allí.
Recuerdo que estuve llorando y suplicándole que me dejara quedarme allí. No quería volver a la tierra. Él me puso en su regazo, me abrazó y me dijo que no me preocupara, que él y yo volveríamos a encontrarnos de nuevo. Recuerdo decirle que quería quedarme allí, que no quería volver. Entonces me dijo que no me preocupara, que le dejara ir conmigo, entonces de repente, me encontré de vuelta en mi habitación con ese hombre. Pude ver a mi madre abrazando mi cuerpo muerto en sus brazos y toda mi familia estaba a su alrededor. Estaban llorando y oí a mi madre llorando y diciendo: “Está muerto, está muerto”. Entonces ese hombre me dijo: “Ahora vas a volver a tu cuerpo”. Yo rehusé volver. Le dije que quería quedarme con él. Él me abrazó de nuevo, me besó y me dijo las mismas palabras: “No te preocupes, tú y yo nos encontraremos de nuevo”. No había nada que yo pudiera hacer. Me encontré a mí mismo en mi cuerpo de nuevo.
Lo divertido fue esto, que estaba tan feliz con lo que había visto que había una sonrisa en mi cara cuando regresé a mi cuerpo y al momento de abrir mis ojos oí decir a mi hermana: “Mira papá nos está tomando el pelo, está sonriendo”. Acabé con otro castigo para que no volviera a gastarles esas bromas. Me guardé esta historia para mí durante 30 años, nunca se la he contado a nadie.
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