EN EN LÍMITE DE LA CASA DEL PADRE

LOS CRISTIANOS NOS HEMOS OLVIDADO DE ALGO PRIMORDIAL EN NUESTRA FE: ESTE MUNDO ES UN PUENTE HASTA LA CASA DEL PADRE. HAY UN MÁS ALLÁ DE LA MUERTE Y HAY UN ALMA INMORTAL. Y LA CIENCIA,LA MEDICINA,LA NEUROCIENCIA Y LA MECANÍCA CUÁNTICA NOS DICEN QUE ES CIERTO.
EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE CONTADAS POR SUS TESTIGOS Y ANÁLISIS DE DICHAS EXPERIENCIAS DESDE UN PUNTO CIENTÍFICO Y ESPIRITUAL.

¿CÓMO SE ALMACENA LA MEMORIA?



Una singular consecuencia de la metafísica materialista-mecánica que impregna nuestra cultura y nuestras ciencias es que comúnmente mantenemos unas creencias básicas que son un deplorable absurdo. Una de esas creencias es casi universal —entre gente ordinaria así como entre neurocientíficos, y sorprendentemente entre muchos filósofos— que el cerebro «almacena» memorias. La realidad es que el cerebro no almacena memorias, ni puede almacenar memorias.

Se ha sabido durante la mayor parte de un siglo que ciertas estructuras en el cerebro están asociadas con la memoria. Se ha observado que los cuerpos amigdalinos y el hipocampo en el lóbulo temporal, así como algunas regiones adyacentes de la corteza, están asociados con el acto de recordar en animales y en humanos. La investigación es fascinante e importante, y en mi propio trabajo como neurocirujano tengo que tener presentes esas regiones (especialmente el hipocampo y el fórnix y los cuerpos mamilares, a los que se proyecta el hipocampo). Durante una intervención quirúrgica, un daño a esas críticas estructuras (si es bilateral) puede dejar al paciente incapaz de formar nuevas memorias, lo que es una incapacidad inutilizadora.

Pero esas realidades fisiológicas no implican que el cerebro almacene memorias en el hipocampo ni en los cuerpos amigdalinos ni en otros lugares. ¿Por qué?

Será útil comenzar considerando lo que es la memoria: la memoria es un conocimiento que se retiene. El conocimiento es un conjunto de proposiciones verdaderas. Observemos que ni la memoria ni el conocimiento ni las proposiciones son inherentemente físicos. Se trata de entidades psicológicas, no de objetos físicos. Desde luego, las memorias no son pequeñas acumulaciones de proteínas o lípidos introducidas en una circunvolución apropiada, listas para su acceso cuando sean necesarias para el examen de matemáticas.

El cerebro es un objeto físico. Una memoria es un ente psicológico. Un ente psicológico, evidentemente, no puede ser «almacenado» de la misma manera que un objeto físico. No está claro como el término «almacenar» podría siquiera aplicarse a un ente psicológico.

Ahora bien, uno pude creer —como la mayoría de neurocientíficos y demasiados filósofos (que deberían tener un mejor criterio) creen erróneamente— que aunque naturalmente las memorias no se «almacenan» en el tejido cerebral por sí, que engramas de memorias se almacenan en el cerebro, y se accede a ellos cuando recordamos el conocimiento codificado en el engrama. De hecho, hay neurocientíficos que creen que han encontrado cosas en el cerebro muy como engramas de alguna especie, que codifican una memoria como un código codifica un mensaje.

Pero también esto es absurdo. Para ver por qué, consideremos un hipotético «engrama» de la encantadora cara de tu abuela que «codifique» tu recuerdo de su apariencia. Imagina que el engrama de la memoria queda a salvo, guardado en una esquina de tu circunvolución temporal superior, y que tu quieres recordar la cara de tu abuela. Como hemos observado más arriba, tu recuerdo mismo evidentemente no está en la circunvolución ni en el engrama. Ni siquiera tiene sentido decir que un recuerdo está almacenado en una masa de cerebro. Pero, tú dirás, esto es sólo un pequeño y tonto malentendido. Lo que realmente quieres decir es que el recuerdo está codificado allí, y que se debe acceder al mismo para recuperarlo, y que es en este sentido que se almacena el recuerdo. Es el engrama, dices, no la memoria misma, lo que está almacenado.

Pero hay un problema muy real con este punto de vista. Al tratar de recordar la cara de tu abuela, tienes primero que localizar el engrama de la memoria, que naturalmente exige que tú (inconscientemente) tienes que recordar dónde en tu cerebro está almacenado en engrama de la cara de la abuela —¿Estaba en el lóbulo temporal izquierdo o en el lóbulo temporal derecho? De modo que esta recuperación de la memoria de la abuela por vía del engrama exige otramemoria (llamémosla «memoria de localización del engrama de la abuela»), que debe ella misma estar codificada en algún lugar en tu cerebro. Para acceder a la memoria para la localización del engrama de la abuela, tienes que acceder primero a una memoria para el engrama para la localización del engrama de la abuela. Y evidentemente tienes primero que recordar la localización de la memoria  de localización del engrama de la abuela, lo que presupone otro engrama cuya localización se debe recordar. Y así en regresión infinita.

Ahora imaginemos que por algún milagro (la metafísica materialista siempre exige milagros) puedes superar la regresión infinita y localizar el engrama para la cara de tu abuela en tu circunvolución temporal superior (¡algo así como encontrar tus llaves por un golpe de suerte!) ¡Uala! Pero no te engañes: esto no resuelve tu problema en lo más mínimo. Porque ahora tú tienes que decodificar el engrama mismo. El engrama tomaría indudablemente la forma de tejido cerebral —un determinado conjunto de proteínas, o de dendritas o axones, o un gradiente electroquímico de alguna clase específica— que significaría «recuerdo de la cara de la abuela». Pero, ¿cómo puede un gradiente electroquímico representar una cara? Desde luego, un gradiente electroquímico no se parece a la abuela —e incluso si así fuera, necesitarías un pequeño ojo en tu cerebro para verlo y reconocer que se parece a la abuela. Sea cual sea la forma que adopte el engrama, tiene que ser un código, y tú tienes que tener la clave del código, guardada en tu cerebro como lo estaba el recuerdo de tu abuela. Pero luego necesitas recordar dónde está guardada la clave del código, que es ella misma otra memoria que debe ser almacenada y recordada. Y para recordar la localización de una localización para la clave para el código para el engrama se precisa de otro engrama para recordar la localización del código de localización, que tiene que ser localizado y decodificado, lo que requiere de otro engrama clave que ahora tendrás que localizar ...

Y si piensas que recordar la cara de tu abuela mediante un engrama en tu cerebro implica una regresión infinita, imagínate el problema de recordar un concepto, en lugar de una cara. ¿Cómo, podemos preguntar, puede el concepto de la rectitud de tu abuela o de su misericordia, o de su cinismo, quedar codificado en un engrama? La cualidad de la misericordia no se filtra ni puede codificarse. ¿Cuántas dendritas y axones para la misericordia?

Queda claro lo absurdo del concepto.

Decir que las memorias se almacenan en el cerebro es usar palabras sin sentido. Y es preciso quedar advertidos frente a la invocación materialista del materialismo promisorio: «Es sólo una limitación de nuestro actual conocimiento científico, y prometemos que la ciencia resolverá el problema a su debido tiempo». La aserción de que el cerebro almacena memorias es un absurdo lógico que ni siquiera alcanza el nivel de posibilidad de ensayo empírico.

Entonces, uno puede preguntar de manera razonable, ¿cómo podemos explicar la obvia dependencia de la memoria de la estructura y función del cerebro? En tanto que es obvio que las memorias no se almacenan en  el cerebro, sí que parece que algunas partes del mismo son ordinariamente necesarias para la memoria. Y esto es algo ciertamente verdadero. Pero necesario no significa suficiente. Hay una correspondencia aproximada entre la actividad en ciertas regiones del cerebro y el ejercicio de ciertas capacidades mentales. Esto es lo que los neurocientíficos cognitivos estudian de forma apropiada. En algunos casos, la correspondencia entre cerebro y memoria es de estrecha necesidad —el cerebro debe tener una actividad específica para que se ejerza la memoria. Pero la actividad del cerebro no es lo mismo que la memoria, ni tiene sentido alguno decir que la actividad cerebral codifica la memoria ni que el cerebro almacena la memoria.

Lo que todo esto implica es que sólo alguna clase de dualismo puede proporcionar una comprensión coherente de la mente. Pero el dualismo es una hidra de muchas cabezas, y tampoco creo que el dualismo cartesiano ni el dualismo de propiedades ni el epifenomenalismo ni las teorías computacionales de la mente (que son inherentemente dualistas) expliquen bien las cosas.

Yo me inclino por el dualismo tomista, que es una perspectiva coherente de la mente que adopta una perspectiva aristotélica, y para la que la participación del cerebro en la memoria no es nada problemático

OTRA ECM DEMOSTRADA: CASO EXPLICADO POR EL DOCTOR SAM PARNIA

ARTICULO DE LA REVISTA DIGITAL "ACONTECER CRSITIANO"


Científicos descubren evidencias de "vida después de la muerte"


jueves, 9 de octubre de 2014 | 


Evidencias de vida después de la muerte
Vida después dela muerte.
Científicos que estudian lasexperiencias cercanas a la muerte, han descubierto que una persona puede seguir consciente luego de morir, incluso después que el cerebro se hubiese apagado completamente.

El estudio ha sido el mayorrealizado durante cuatro añospor los investigadores de la deUniversidad de Southampton, en que han examinado a más de2.000 personas que sufrieronparos cardíacos en 15 hospitales en el Reino Unido, Estados Unidos y Austria, según informa The Telegraph.

Encontraron que casi el 40 por ciento de las personas que sobrevivieron, describe una especie de "conciencia" durante el tiempo en que eran clínicamente muerto antes que sus corazones volviesen a latir.

Incluso una hombre recordó que dejó su cuerpo completamente y vio su reanimación desde la esquina de la habitación. A pesar de estar inconsciente y "muerto" durante tres minutos, el trabajador social de 57 años de edad, relataba con detalles las acciones de los enfermeros y personal médico y describe el sonido de las máquinas.

"Sabemos que el cerebro no puede funcionar cuando el corazón ha dejado de latir", dijo el Dr. Sam Parnia, quien dirigió el estudio. "Pero en este caso, la conciencia parece haber continuado durante en el tiempo en que el corazón no latía hasta tres minutos, a pesar de que el cerebro normalmente se apaga totalmente en 20 o 30 segundos después que el corazón se ha detenido.

"El hombre describió todo lo que había sucedido en la sala, pero lo más resaltante es que oyó los sonidos de una máquina que hacía ruido durante tres minutos. Así que podríamos cronometrar el tiempo que duró esta experiencia.

"Parecía muy creíble y todo lo que él dijo que le había sucedido había sucedido en realidad".

De los 2.060 pacientes con paro cardíaco estudiados, 330 sobrevivieron y 140 dijeron que habían experimentado algún tipo de conciencia mientras eran reanimados.

Uno de cada cinco dijeron que habían sentido una sensación inusual de tranquilidad, mientras que casi un tercio dijo que el tiempo se había reducido o acelerado. Algunos recordaron haber visto unaluz brillante; un destello dorado como el brillo del sol. Otros relataron sentimientos de miedo o ahogarse como ser arrastrados por las aguas profundas. El 13 por ciento dijeron que habían sentido separados de sus cuerpos. AcontecerCristiano.Net

LA MEMORIA SIGUE UN PROCESO Y EL CEREBRO DEBE ESTAR PLENAMENTE ACTIVADO


El paciente abre los ojos y se encuentra en la cama de un hospital. No sabe qué ha sucedido ni cómo ha llegado hasta allí. En su cerebro, tras eltraumatismo, se ha producido una fuerte conmoción y todo aparece desordenado. ¿Por qué no recuerda el accidente? ¿Qué ha pasado con su memoria y qué pasará con sus recuerdos a continuación?
El tiempo que ha pasado inconsciente es el primer factor que indica la gravedad y los daños que puede haber sufrido su cerebro. Si el accidente no es muy grave, la pérdida de memoria puede ser temporal y se pueden recuperar los recuerdos aunque sea de forma fragmentaria. Si es muy grave, puede que las pérdidas sean definitivas.
La amnesia post-traumática se manifiesta de muchas maneras en función de los daños sufridos. "La persona está muy confundida y le cuesta mantener la información en la cabeza de un día para otro", asegura la neuropsicóloga Nuria Paúl, que trabaja con este tipo de pacientes. "Puede durar una semana, dos semanas, un mes..." El hecho de no recordar el accidente puede estar motivado por varias causas, entre ellas que el cerebro, en el momento del impacto, no registró lo sucedido. "La gente que ha sufrido una lesión grave suele tener una sensación extraña", indica Paúl, "les gustaría recordar lo que pasó en el accidente pero no lo recuerdan, y muchos no lo llegan a recordar porque en ese momento el cerebro no ha registrado la información".
Olvidar lo reciente
La otra explicación a esta ausencia de memoria está en la manera en que se fijan los recuerdos. La amnesia post-traumática suele incluir el olvido de algunos episodios tanto anteriores como posteriores al accidente. El sujeto no solo no recuerda el impacto sino que ni siquiera recuerda haber cogido la moto, por ejemplo. Un fuerte traumatismo puede provocar que la información registrada en ese periodo de tiempo no se consolide en la memoria a largo plazo y que, por tanto, el paciente no sea capaz de recuperarla.
"La memoria a largo plazo no se almacena al instante", explica el neurofisiólogo Xurxo Mariño, "sino que debe pasar un cierto tiempo antes de quedar fijada. Durante ese tiempo en el purgatorio de los recuerdos se requiere que una estructura, el hipocampo, se encuentre funcionando correctamente. Si durante ese tiempo el encéfalo sufre algún tipo de trauma, esos recuerdos no se guardarán correctamente".
"Cuando alguien tiene un accidente de moto", explica el profesor de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide José María Delgado, "lo que olvida normalmente es lo que ha pasado inmediatamente antes, no los nombres de sus familiares, ni su pasado". "Lo que parece que se pierde", concreta, "es la memoria muy reciente que, por decirlo de una manera muy simple, está por ahí dando vueltas en el cerebro y aún no está almacenada".

Aunque el hipocampo es una estructura fundamental en la fijación de recuerdos, el proceso se produce también en el resto de la corteza cerebral. “Sabemos que la formación de una memoria se hace en fases”, asegura Alberto Ferrús, profesor del Instituto Cajal, del CSIC. Durante la “fijación” de este recuerdo se produce un complejo proceso neuroquímico que concluye en el núcleo de la neurona y cambia el estado de expresión de ciertos genes y el número de sinapsis. Ha ocurrido “un cambio estructural en el circuito”, dice Ferrús. ¿Dónde están y qué son los recuerdos? La respuesta no la conocemos del todo, pero sí sabemos que la memoria no está en ningún lugar físico concreto, como si fuera un cajón, sino que se materializará en una especie de “constelación de sinapsis” que se encenderá cuando evoquemos el recuerdo.
Es en la fase previa a esta fijación cuando si se produce algún tipo de alteración traumática, el proceso no se lleva a cabo y las memorias se pierden. “Una intoxicación con alcohol, un trauma, una situación de estrés e incluso una anestesia”, precisa Ferrús, “dificulta el tráfico en las neuronas y esa memoria acaba no consolidándose”. Este proceso explica por qué algunos jugadores de fútbol americano, por ejemplo, siguen jugando un partido después de un fuerte golpe y al cabo de unas horas no recuerdan ni una sola jugada. O por qué no recordamos nada después de una gran borrachera. "El mecanismo", añade Delgado, "es muy parecido al que se produce cuando se aplica un electroshock y se pasa una corriente eléctrica por el cerebro: produce un pérdida de memoria de los hechos más recientes".
La llave para borrar recuerdos
En la investigación de este fenómeno los científicos han descubierto que las memorias que se evocan son especialmente vulnerables y que se pueden borrar o alterar con más facilidad. "La memoria más frágil es aquella que se está usando en un momento determinado", explica el profesor Delgado.
“Un proceso similar se ha demostrado en ratones y también en insectos”, asegura Ferrús, “cuando la memoria sube al estado consciente es frágil y puede ser borrada o alterada, de tal forma que te pueden cambiar el recuerdo que tú tienes cuando vuelves a acceder a él”. Éste es el proceso que explicaría los mecanismos de lavado de cerebro o la manipulación de recuerdos.
En el laboratorio de Ferrús han conseguido alterar el número de sinapsis de las pequeñas moscas del vinagre (Drosophila melanogaster) de manera que un olor que habitualmente les resulta repelente pase a resultarles atractivo. La constelación de sinapsis de la mosca ha variado y los científicos han cambiado sus percepciones.
El equipo de José María Delgado avanza por otros caminos. En su laboratorio llevan años trabajando con ratones y comprueban que cuando el hipocampo reactiva una memoria es más sencillo borrarla con una intervención química en algunas regiones de este núcleo, como el denominado giro dentado. "Cuando reactivo un recuerdo porque tiro de él", explica Delgado, "interviene el hipocampo y si lo afecto bioquímicamente en ese momento, esa memoria se pierde". Resumiendo, según el investigador, "una manera de borrar selectivamente determinadas memorias sería afectar la fisiología del hipocampo cuando esa memoria está en uso".
Para entenderlo mejor basta con explicar de forma muy simplificada uno de los experimentos que realizan con sus ratones. Imaginemos que tenemos un ratón que ha memorizado una tarea como presionar una palanca para obtener una pequeña porción de queso. Este tipo de ratones han sido modificados genéticamente de manera que los científicos pueden desactivar un grupo de neuronas en una región concreta del hipocampo (el giro dentado) durante un período de tiempo concreto, en este caso una hora. Si los científicos hacen que el ratón evoque esa memoria "almacenada" (apretar palanca) durante esa hora, es mucho más fácil que la olvide.
Las implicaciones de replicar un proceso como éste en humanos serían extraordinarias. Una posibilidad, que algunos investigadores están probando ya en humanos, es la creación de algún fármaco que permita borrar recuerdos terribles en pacientes con estrés post-traumático. Evocar esas memorias durante la ingesta del fármaco podría facilitar, por ejemplo, que el paciente las sacara de su cerebro y de sus pesadillas.
El profesor Delgado se conforma de momento con comprender mejor cómo actúa el hipocampo en la reactivación de memoria y cómo hace que los recuerdos sean momentáneamente más frágiles. Sobre el cerebro en general y sobre los mecanismos que actúan en este caso, admite, aún nos queda mucho por saber. "Sabemos por dónde pasan los recuerdos, pero no conocemos los mecanismos exactos", asegura. "De alguna manera", explica, "sabemos ir en coche a Madrid pero no cómo funciona el motor".
El “borrado total”

En los casos anteriores hablábamos de lesiones más o menos leves y pasajeras, que permiten al paciente recuperar la normalidad al cabo de un tiempo, aunque nunca llegue a recordar qué pasó durante el accidente. Si el traumatismo es más grave, los daños pueden llegar a destruir los recuerdos para siempre.

“Si hay una fractura de cráneo”, indica Ferrús, “se produce una ola de actividad generalizada que cambia por completo las propiedades funcionales de gran cantidad de neuronas”. “Eso es como un borrador de sinapsis”, añade el científico. El punto dañado empieza a enviar señales por todo el sistema y puede propagar los daños al resto del cerebro y provocar amnesias retrógradas donde se olvida parte del pasado.

En los casos en los que no se pueden volver a formar recuerdos, nos explica el neurocientífico Bradley Voytek, los más estudiados son aquellos en los que se dañó el hipocampo, como el conocido caso del paciente H.M. En otras ocasiones el accidentado puede entrar en coma y se produce el denominado “daño axional difuso”. “En este caso el daño se produce en los “cables” que conectan las neuronas”, asegura Voytek. "Si los axones que permiten comunicar la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo se dañan", precisa, "los recuerdos no pueden consolidarse. En este caso no hay esperanzas de recuperar los recuerdos. "Sería como intentar recuperar una película de una cámara si olvidaste poner el carrete", explica Voytek. "Sin el medio que permite el registro del recuerdo no hay nada que recuperar”. 

EVIDENCIAS DE LA SEPARACIÓN DE CEREBRO Y MENTE-CONSCIENCIA







ESTE TEXTO HA SIDO RECOGIDO DE LA EDICIÓN EN ESPAÑOL DEL DIARIO CHINO "LA GRAN MURALLA"



Personas con graves desórdenes mentales se vuelven lúcidas misteriosamente justo antes de morir

Para el Dr. Haig, es claro que la mente existe aparte del cerebro. Otros buscan razones fisiológicas posibles para este fenómeno conocido como “lucidez terminal”.

Personas con esquizofrenia, Alzheimer y otras condiciones que causan un deterioro grave de las funciones mentales, ocasionalmente recuperaron de manera inexplicable la memoria y la claridad mental poco antes de morir. Su mente parece sorprendentemente volverse completamente coherente, incluso cuando su cerebro se deterioró más que en otro momento.
Pacientes que ni siquiera recordaban su propio nombre durante años pueden reconocer repentinamente a sus familiares y tienen conversaciones normales con ellos sobre el pasado, presente y futuro. Nadie sabe cómo sucede.
Pacientes que ni siquiera recordaban su propio nombre durante años pueden reconocer repentinamente a sus familiares y tienen conversaciones normales
Por ejemplo, el médico Scott Haig, escribió en un artículo para la revista Time sobre un paciente joven llamado David, que a pesar de tener tumores en su cerebro, tuvo momentos lúcidos antes de morir. David dejó de hablar y moverse en las semanas anteriores a su muerte. Cuando se escaneó su cabeza, “casi no quedaba cerebro”, explicó el Dr. Haig. Pero en la noche que murió, paso cinco minutos completamente consciente despidiendo a su familia.
“No fue el cerebro de David lo que lo despertó para despedirse”, dijo el Dr. Haig. “Su cerebro ya había sido destruido. La metástasis del tumor no solo ocupa espacio y presiona cosas, dejando un cerebro completo. La metástasis en realidad remplaza tejido… El cerebro simplemente ya no está”.
“Lo que despertó a mi paciente… fue simplemente su mente, forzando su camino a través de un cerebro roto, el acto final de un padre para consolar a su familia”.
Para el Dr. Haig, es claro que la mente existe aparte del cerebro. Otros buscan razones fisiológicas posibles para este fenómeno conocido como “lucidez terminal”.
Los estados psicológicos variables de las personas que pasan por la lucidez terminal sugieren que no es solo un mecanismo el responsable, afirman los investigadores de la Universidad de Virginia y la Universidad de Iceland, quienes publicaron “Lucidez terminal: Un resumen y una colección de casos” en los Archivos de Gerontología y Geriatría en 2012.
“En la actualidad, pensamos que no es posible formular mecanismos definitivos para la lucidez terminal”, escribieron los investigadores Dr. Michael Nahm, Dr. Bruce Greyson, Dr. Emily Williams Kelly, todos de la Universidad de Virginia; y el Dr. Elendur Haraldsson de la Universidad de Islandia. “La lucidez terminal en diferentes desórdenes mentales puede resultar de diferentes procesos, dependiendo de la etiología de las enfermedades. Por ejemplo, la cahexia [debilidad y desgaste del cuerpo] en pacientes con enfermedad crónica podría causar disminución del tejido cerebral, aliviando la presión ejercida por las lesiones que ocupan el espacio intercraneal y permitiendo el retorno fugaz de algunas funciones cerebrales”.
Algunos pacientes a quienes se les retiró el soporte vital, manifestaron un surgimiento transitorio de la actividad eléctrica del cerebro. — Dr. Michael Nahm, et al.
También señalaron que “algunos pacientes a los que se les retiró el soporte vital, pudieron manifestar un surgimiento transitorio de la actividad encefalográfica [actividad eléctrica del cerebro] cuando la presión sanguínea se pierde inmediatamente antes de la muerte. Aunque no se reportó que estos pacientes mostraron evidencia clínica de cognición, los descubrimientos sugieren que la neurociencia de estados terminales podría ser más compleja de lo que se pensaba tradicionalmente”.
Incluso si algunas partes del cerebro se reactivan a través de una liberación de presión o una sobrecarga eléctrica, es difícil imaginar cómo un cerebro tan gravemente dañado (o casi inexistente, como en el caso de David) podría permitir que una persona remitiera coherentemente recuerdos y se comunicara. En algunos casos, es como si toda la mente hubiese vuelto intacta. La Gran Época preguntó a algunos investigadores de la Universidad de Virginia de la División de Estudios de percepción, incluyendo al coautor del estudio Dr. Greyson, ¿cómo podría un cerebro dañado producir la impresión de una mente tan completa en casos de lucidez terminal. Es una buena pregunta, dijeron, pero que no podían responder.
La lucidez terminal era bien conocida en la medicina del siglo XIX, señaló Nahm y sus co-autores. Pero está casi ausente en la literatura médica del siglo XX. Ellos revisaron 83 casos mencionados en la literatura en los últimos 250 años. El estudio fue conducido con la esperanza de entender aún más la relación mente-cerebro. Los investigadores también dicen que el entendimiento de la lucidez terminal podría ser útil para ayudar a desarrollar tratamientos.
El entendimiento de la lucidez terminal podría ser útil para ayudar a desarrollar tratamientos.
Por ejemplo, el médico austríaco Julius Wagner-Jauregg (1857-1940) observó que los síntomas de locura mental a veces disminuyen durante la fiebre alta. Desarrolló terapia de fiebre para demencia paralítica (un desorden neuropsiquiátrico que afecta el cerebro), lo que le hizo ganar el Premio Nobel de Medicina.
El Dr. Alexander Batthyany, profesor en el departamento de ciencia cognitiva de la Universidad de Viena, ha estado estudiando la lucidez terminal en los últimos años. Los hallazgos de un estudio reciente fueron presentados en la Conferencia de la Asociación Internacional para Estudios Cercanos a la Muerte de 2014 (IANDS).
Se encuestó a 800 trabajadores cuidadores de personas, de los cuales solo 32 respondieron. Estas 32 personas brindaron cuidado a 227 pacientes de Alzheimer o demencia. Alrededor del 10 por ciento de estos pacientes tuvo un breve y repentino regreso a la lucidez. El Dr. Batthyany advirtió, sin embargo, que estos cuidadores fueron auto seleccionaron. La tasa baja de respuesta podría significar que el fenómeno es raro, y que recibió respuestas principalmente de aquellos que sí habían sido testigos de lucidez terminal en sus pacientes. No obstante, ser testigo de lucidez terminal tuvo un gran impacto en algunos de estos cuidadores.
Uno de ellos dijo: “Antes de que esto sucediera, era bastante insensible con las personas en estado vegetal a quienes cuidaba. Ahora entiendo que estoy cuidando bebés de la inmortalidad. Si hubieras visto lo que yo vi, entenderías que la demencia puede afectar el alma, pero no destruirla”.
Los siguientes son algunos casos recolectados por el Dr. Batthyany y por los investigadores de la Universidad de Virginia.

Casos de lucidez terminal

“Una mujer anciana con demencia, casi muda, ya no reconocía a la gente… Sorpresivamente, un día, llamó a su hija y le agradeció por todo … [ella] se comunicó por teléfono con sus nietos, intercambió con amabilidad y calidez y se despidió, y un poco más tarde falleció”, según la presentación del Dr. Batthyany en la conferencia IANDS.
El Dr. Nahm y sus colegas escribieron sobe un caso de 1840 publicado en un texto médico: “Una mujer de 30 años diagnosticada con “melancolía errabunda”  fue internada en un asilo, y poco después se volvió maníaca. Por cuatro años vivió exclusivamente en un estado confuso e incoherente de la mente. Cuando se sentía enferma con fiebre, se rehusaba fuertemente a tomar medicina… Su salud se deterioró rápidamente. Pero cuanto más débil se ponía su cuerpo, su condición mental mejoraba más. Dos días antes de morir, se volvió completamente lúcida. Hablaba con un intelecto y claridad que parecía exceder su educación pasada. Preguntaba sobre la vida de sus parientes, y en llanto se lamentaba de su comportamiento previo hacia la toma de medicina. Murió poco después”.
Otro caso contado por el Dr. Nahm fue registrado por A. Marshall en el libro de 1815 “La mórbida anatomía del cerebro en la manía y la hidrofobia”. Marshall (1815) reportó un caso de un paciente demente y furiosamente violento que sufría de pérdida de la memoria al grado que ni recordaba su propio nombre. Cuando cayó gravemente enfermo luego de más de 10 años en el asilo, se empezó a calmar. El día de su muerte, se volvió racional y pidió ver al sacerdote. Parecía escuchar atentamente al ministro y expresó su esperanza de que Dios tendría piedad de su alma. Aunque Marshall (1815) no describió el estado mental del paciente en mayor detalle, su informe sugiere que el hombre había accedido de nuevo a los recuerdos de su vida”.
El universo está lleno de misterios que desafían nuestro conocimiento actual. En “Explorando Enigmas” La Gran Época recoge historias sobre estos extraños fenómenos que estimulan la imaginación y abren posibilidades inimaginables. ¿Son verdad? Usted decide.

NUEVAS EVIDENCIAS DE EXPERIENCIAS EXTRACORPORALES

ESTE TEXTO ESTÁ RECOGIDO DE LA EDICIÓN EN ESPAÑOL DEL DIARIO CHINO "LA GRAN MURALLA"


Reconocido cirujano prueba que el alma puede dejar el cuerpo en una experiencia cercana a la muerte

El paciente describió con precisión acontecimientos que no pudo haber visto, porque sus ojos fueron cubiertos para proteger su córnea durante la operación
Experiencia cercana a la muerte
Investigadores holandeses de experiencias cercanas a la muerte o ECM, recopilaron más de 70 casos de personas que supuestamente salieron de sus cuerpos y observaron escenas que no podrían haber sido percibidas con sus sentidos físicos.
Los detalles que ellos vieron, (por ejemplo, las acciones realizadas por personas en el hospital) podrían ser verificadas, proporcionando tal vez algunas de las pruebas más sólidas acerca de la habilidad mental para existir fuera del cerebro.
Tito Rivas, Anny Dirven, y Rudolf Smit, publicaron esta recopilación en un libro titulado “Wat een stervend brein niet kan” (“Qué no puede hacer un cerebro al morir”). Ellos están buscando financiamiento para traducir el libro del holandés al inglés. Por el momento La Gran Época ha traducido algunos de estos casos a ser revisados.
En un caso reportado por el cardiólogo cirujano Lloyd W. Rudy (1934-2012), un paciente fue declarado muerto durante al menos 20 minutos, e inusualmente volvió a la vida. No sólo que fue inusual su regreso a la vida, sino que lo que narró acerca del tiempo en que estuvo muerto desafía la explicación convencional.
El Dr. Rudy se graduó de la Universidad de Washington, Escuela de Medicina, y fue decano de “Heart Program” en la Universidad de la Escuela de Medicina de Georgia, asimismo, fue miembro del primer equipo de trasplantes de corazón en la Universidad de Stanford. Un día de Navidad, Rudy y su asistente Roberto Amado-Cattaneo realizaron una cirugía para reemplazar una válvula cardíaca infectada.
El paciente sufrió de un aneurisma causado por una infección, y luego de terminada la cirugía, el paciente no sobreviviría sin un soporte de vida.
Más tarde, la situación del paciente se volvió desesperada y los cirujanos escribieron un certificado de defunción, informaron de la muerte a su esposa y apagaron las máquinas.
“Por una razón u otra, se habían olvidado de apagar el aparato que mide las funciones corporales, tales como la presión arterial”, escribieron los investigadores. “Además, antes de  declarar que el paciente no pudo ser salvado, habían introducido un tubo largo con un micrófono en un extremo de su cuerpo para obtener una impresión precisa de ciertas funciones corporales como los latidos de su corazón”.
“Rudy y su ayudante ya se habían cambiado de ropa. Ambos se habían quitado las chaquetas, los guantes y las máscaras, y permanecían cerca de la puerta. Estaban hablando de lo que pudieron haber hecho y qué medicamentos pudieron haberle administrado al paciente para salvarlo”.
“Habían pasado como 20 a 25 minutos desde que el paciente había sido declarado muerto. De repente, pareció haber algún tipo de actividad eléctrica (...). Rudy y su asistente pensaron que había sido algún tipo de convulsiones del corazón, pero la actividad aumentó y dio lugar a un latido del corazón, primero lento y luego más rápido”.
No se había hecho nada para revivir al paciente desde que fue declarado muerto, él revivió espontáneamente. Al paciente le tomó un par de días recuperar su conciencia, logró una recuperación completa sin ningún signo de daño cerebral.
Amado-Cattaneo dijo: “Yo he experimentado varias veces que la gente se recupera de un shock largo y profundo, pero estas personas todavía estaban vivas, mientras que en este caso el hombre ya había muerto”.
Como otras muchas personas que informaron salir del cuerpo durante una ECM, el paciente describió una luz brillante al final de un túnel. Observó los acontecimientos en el hospital, sin embargo, eso intriga a quienes buscan verificar científicamente las ECM.
Vio a Rudy y a Amado-Cattaneo conversando, describió con precisión el lugar que ocupaban en la habitación y la forma en que permanecieron con los brazos cruzados sobre el pecho; vio al anestesiólogo entrar en la habitación. Lo más interesante fue que vio el monitor de la computadora de una enfermera, con una fila de notas pegadas una encima de la otra. De hecho, la enfermera había anotado estos mensajes telefónicos para Rudy y los había pegado de esta forma.
Los autores escribieron: “Rudy señala que el paciente no pudo haber visto las notas antes de la operación, ya que en ese momento no hubo ninguna llamada sin respuesta. Obviamente, la forma en que las notas estaban pegadas una sobre la otra en la parte superior del monitor no era común, y el paciente no pudo haber acertado al azar sobre cómo la enfermera había pegado esas notas en este caso.
“Rudy concluye que el paciente realmente debió haber estado situado por encima de su cuerpo, sino no habría podido describir la habitación y lo demás. Por eso, conjetura que no son explicaciones realistas decir que se debió a una coincidencia o a un previo conocimiento”.
Amado-Cattaneo tampoco pudo explicar el fenómeno. Confirmó que el paciente describió con precisión acontecimientos que no pudo haber visto, porque sus ojos fueron cubiertos para proteger su córnea durante la operación.
Las máquinas de monitoreo de sus signos vitales funcionaban bien, su corazón se había detenido y no mostró signos de respiración durante al menos 20 minutos. Sin embargo, Amado-Cattaneo no pudo recordar el nombre del paciente, y Rudy ya había muerto cuando Rivas y sus compañeros investigadores observaron el caso. Ellos trabajaron con el testimonio de Rudy a partir de un video publicado en YouTube.
En un artículo publicado en la Revista Estudios Cercanos a la Muerte, Rivas y Smit escribieron al respecto: “Por supuesto, este caso estaría completo si  pudiera establecerse la identidad del paciente, para que los registros médicos puedan ser examinados; pero a menos que Amado -Cattaneo recuerde el nombre, dicha investigación adicional no es factible”.
Sin embargo, en nuestra opinión, esta imperfección reduce sólo ligeramente, pero de ninguna manera lo niega, el caso es una evidencia seria para las AVP [percepción verídica aparentemente no física, un término dado a la percepción que debió ser imposible, sobre la base de la condición y posición del cuerpo físico de quien la experimenta]”.
Rivas y Smit concluyeron su documento diciendo: “Consideramos que la acumulación de tal evidencia anecdótica está incrementando la dificultad para descartar de plano este tipo de casos”. 
El universo está lleno de misterios que desafían nuestro conocimiento actual. En “Explorando Enigmas” La Gran Época recoge historias sobre estos extraños fenómenos que estimulan la imaginación y previamente abren a inimaginables posibilidades. ¿Son verdad? Tú decides.

LOS DELOKS



Un fenómeno curioso, poco conocido en Occidente, pero familiar para los tibetanos, es el delok. En el Tíbet,Delok significa "volvió de la muerte", y tradicionalmente deloks son personas que aparentemente "mueren" como resultado de una enfermedad, y se encuentran viajando en el bardo - uno de los muchos estados de vida futura de los budistas tibetanos. Visitan los reinos infernales, donde son testigos del juicio de los muertos y el sufrimiento del infierno, ya veces van a paraísos y reinos de Buda. Pueden ir acompañados de una deidad, que los protege y explica lo que está sucediendo. Después de una semana el delok es enviado de vuelta al cuerpo con un mensaje del Señor de la Muerte para los vivos, instándolos a la práctica espiritual y una forma beneficiosa de la vida. A menudo los deloks tienen grandes dificultades para hacer creer su historia, y pasan el resto de sus vidas que relatan sus experiencias a los demás con el fin de atraerlos hacia el camino de la sabiduría. Las biografías de algunos de los deloks más famosos, como el Dawa Drolma, uno de los grandes lamas del siglo. A la edad de 16 años cayó enfermo y murió, pero regresó a su cuerpo después de cinco días. Para el beneficio de los demás grabó todos los detalles de sus experiencias en el bardo y reinos puros. Las experiencias de deloks  a menudo eran cantadas en todo el Tíbet por juglares itinerantes. La experiencias de los deloks fueron, sin duda,las que hicieron nacer el "Libro Tibetano de los Muertos". En accidentes y enfermedades que les producían un estado de cercanía  a la muerte, tenían lo que hoy llamamos ECM y una sociedad receptiva como el Tíbet las puso por escrito.

Otro ejemplo  es el de Lingza Chokyi, que fue un famoso Delok que vivió en el siglo XVI. En su biografía, cuenta cómo  no se dio cuenta que estaba muerto y cómo se encontró fuera de su cuerpo. .Frenéticamente trató en vano de comunicarse con su familia, ya que se dedicó a los negocios de las prácticas de su muerte. El se enfureció con ellos cuando no le hicieron caso  y no le daban un plato de comida. Al final refresó, para contar su experiencia en el Reino de la Luz.

Sin duda alguna, el "Libro Tibetano de los Muertos" se creó y se nutrió a través de las experiencias que, quizás durante siglos, hombres y mujeres del antiguo Tibet contaba cuando tenían lo que hoy conocemos como Experiencia Cercana a la Muerte. Y que la tradición budista hizo que dicgo libro se compusiese como un tratado religioso, con el "bardo y sus diferentes "reinos" y entidades espirituales que aparecen en el. Pero quedó el núcleo central de toda ECM: la experiencia extracorporal y el encuentro con una Luz llena de gloria que inunda por completo al que la ve. Extremadamete interesante que lo que se vive en cualquier hospital moderno en nuestra época sea lo mismo que se podía vivir hace 3.000 años en el Tíbet.

ENTREVISTA A PIM VAN LOMMEL

  • Patrocinado pPim van Lommeués de la muerte (EDM)Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet 

Esta entrevista fue publicada a los cuatro días de morir mi tío. Siempre he pensado que era una caricia del Absoluto en esos momentos difíciles para mi, en que dicha muerte me pilló en un momento delicado de mi vida. Esta entrevista es para mi una mezcla de regalo y de recuerdo de que no debo ver la muerte como una noche que nunca se acaba...


"Cuando mueres sólo cambias de conciencia"
Foto: Frank Muller
LLUÍS AMIGUET
Aceptar
La ciencia ignora o niega cuanto no puede explicar, pero eso no quiere decir que no exista. La vida del doctor Van Lommel es una apuesta por la verdad, por muy inexplicable que parezca, más allá del camino trillado de la ortodoxia. Han pasado diez años desde que hablamos, pero al estrechar su mano en el aeropuerto de Amsterdam (viene de conferenciar en Atlanta) me sonríe como a un viejo amigo y experimento una íntima sensación de paz y seguridad. El doctor Van Lommel se ha asomado al otro lado sin dejarse en éste el sentido común y lo que ha visto es bueno, aunque, para dominarnos, nos hayan infundido el miedo a verlo. Aceptarlo es aceptarnos y sentirse mejor.

Cuando enseñaba Cardiología en el hospital de Arnheim -800 camas- ya investigaba cómo algunos pacientes, tras infarto y muerte clínica, volvían a vivir.

...
Hasta que en 1986 leí el testimonio de un estudiante de Medicina, George Ritchie, que resucitó tras nueve minutos de muerte clínica. Me impresionó tanto que empecé a estudiar en profundidad esos casos.

¿Tantos había?
En 1988 ya tenía doce episodios incuestionables y creé una red de investigación con otros diez hospitales holandeses. Iniciamos un estudio clínico prospectivo de 344 pacientes, que publicó The Lancet (2001).

Causó un impacto mundial.
Tanto que ya le avancé entonces, cuando usted me entrevistó, que, tras 31 años de cardiología, me iba a dedicar en exclusiva a las experiencias cercanas a la muerte (EDM).

¿Qué hemos aprendido desde el 2001?
Tenemos más preguntas, además de la clásica: ¿si la conciencia es un mero producto del cerebro, cómo puede sobrevivir y explicar la experiencia de la muerte?

¿Qué dice la ortodoxia médica?
Que se trata de meras alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxígeno).

¿Y qué le dice su investigación?
Si la causa fuera la anoxia, todos los que vuelven a la vida tras la muerte tendrían EDM, porque todos la sufren, pero, en cambio, sólo el 18% tiene esas experiencias.

¿Qué explican sobre ellas?
Coinciden en hablar de recuerdos, cognición y emociones y mantienen la identidad, un punto crucial, porque el ego es el enlace entre la conciencia y el cuerpo.

¿Luces, voces, su vida en un instante...?
Las han experimentado miles de personas, pero no todos las explican por temor a ser tachados de lunáticos o porque creen que las causan la medicación o la enfermedad.

¿Todos experimentan lo mismo?
No todos experimentan todo, pero todos citan algunas experiencias recurrentes que coinciden en un cruce espacio-temporal.

¿A qué se refiere?
Es la revisión de la vida pasada, pero también la futura y presente: algunos, al volver, anticipan sucesos y reinterpretan los ya pasados, así que suelen cambiar de pareja, de trabajo, de existencia, porque han contemplado su vida en conjunto durante su EDM.

¿Cómo son esas visiones?
Inefables, a menudo el lenguaje carece de términos para explicarlas. Una EDM de tres minutos puede requerir semanas de testimonio en el que no se repite un solo episodio. El tiempo, como le decía, transcurre de un modo único en síntesis con el espacio y una constelación de familiares y afectos.

Por ejemplo.
Un paciente refiere cómo en su EDM había visto a un señor desconocido sonriéndole. Diez años después, su madre agonizante le reveló que él era hijo de una relación extramarital y le mostró una fotografía de su padre biológico, asesinado en un campo de concentración: era aquel señor sonriente.

¿Cómo sabe que esos pacientes clínicamente muertos siguen conscientes?
Lo prueban cientos de casos. En Conciencia más allá de la vida explico el de un hombre de 43 años que nos llegó cianótico, frío, sin tensión y con las pupilas dilatadas. La enfermera le extrajo la dentadura postiza y la depositó en un cajón. Resucitó inexplicablemente tras un largo coma y preguntó por sus dientes.

Si estas vivo, resultan muy útiles.
Reconoció, al verla, a la enfermera y le pidió que se los devolviera. Ella nos llamó alarmada y entonces el paciente nos relató en detalle lo que habíamos dicho y hecho cuando llegó muerto a urgencias del hospital.

¿Y usted qué cree?
Nuestra conciencia no es más que un retransmisor para esta dimensión de nuestro ser en varias. Es como una radio que, mientras vivimos aquí, sintoniza con este universo. Nuestra muerte sólo es un cambio de conciencia, una transición. Sólo morimos en una dimensión para pasar a otras.

¿Es una convicción religiosa?
Es física cuántica. Yo no soy creyente. Muchas religiones se han acercado a esa realidad con técnicas de paso entre esas dimensiones, como la meditación o el misticismo.

¿Cómo lo sabe?
Porque estudio casos -me consultan decenas cada día- y las experiencias son recurrentes y concurrentes: confluyen tiempo -pasado, presente y futuro: tienen visiones- y espacio en sensación de unidad.

...
Y esos testimonios de cada día coinciden con los relatos de la mística y las visiones de profetas, gurús y santos desde hace siglos.

¿Todo está conectado?
Ven la luz (los niños me cuentan que un ángel; los ateos hablan de "una energía" y los creyentes, de Dios). Todos se refieren a lo mismo y que en ello se sienten integrados.

¿Por qué la ciencia lo ignora?
Hasta ahora, la mecánica cuántica demuestra que la luz consta de partículas que al mismo tiempo son ondas -creo que nuestra conciencia las retransmite- dependiendo del estado del observador.

La experiencia de lo objetivo, al fin, depende de tu estado subjetivo.
Así que, desde los gurús milenarios hasta los físicos cuánticos, cuando asumes tu transición sin miedo experimentas un anticipo de esa sensación de plenitud.